Sea que nacieras en el sur de Argentina o hasta el norte mas cálido en México, todos los latinos cargamos con un ADN único lleno de alegría, fuerza y sabor.
Creemos que este es el tiempo para caminar en la identidad que Dios nos ha dado como latinos y bendecir a las naciones.
¿Te has preguntado si misiones es para ti? ¿Crees que los latinos podemos ser misioneros también?
¡Creemos fuertemente que sí! Aquí te damos algunas razones por las cuales deberías considerarlo.
Para empezar, cuando un latino entra al cuarto, es muy fácil saberlo.
Desde el momento que entramos a un lugar nuevo y vemos una cara parecida o escuchamos un acento familiar, no importa que estemos haciendo: abrazaremos naturalmente, y aun si es una persona que recién conocemos, haremos que se sienta como si fuese nuestro amigo de hace años.
Imagínate cómo podríamos impactar las naciones con algo que nos nace naturalmente. Como latinos, tenemos la habilidad de incluir a todos.
Sabemos bien cómo amar al triste, animar al cansado y sacarle una sonrisa, justo como Jesus hace. En donde sea que vayamos, brindamos esperanza y compartimos un poco de alegría sin importar las circunstancias. (Sara, Colombia)
Uno de los gigantes que más nos enfrentamos como misioneros son las finanzas. A veces nuestras familias (y aun nuestros países) atraviesan por difíciles etapas económicas lo cual podría parecer un muro casi impenetrable.
Sin embargo, nada detiene el poder del evangelio. Creeremos en el Dios que nos ha llamado. Confiamos, porque si él nos llama, nosotros iremos y nada podrá detenernos. Con Dios, ¡todo es posible! (Melissa, México)
No importa si todas las condiciones están dadas, las puertas están abiertas o cerradas; estamos seguros que lograremos lo que Dios nos habla. Daremos pasos de fe y nos arriesgaremos.
Incluso cuando en ocasiones podemos estar llenos de miedo, nos aferramos fuerte a la palabra de Dios. Corremos a sus promesas y hacemos que las cosas funcionen. ¡Los latinos peleamos hasta ver cumplir el plan que Dios tiene en nuestras vidas! (Bethel, Perú)
Una de nuestras cualidades más visibles es la fe. Vivimos con la guía de Dios y no importa cuántos obstáculos encontremos en el camino a cumplir una promesa de Dios.
Seguimos pa ́ adelante y no nos rendimos. Aunque a veces no tenemos mucho dinero, respondemos en obediencia a la voz de Dios. Viajamos por el mundo yendo a lugares donde jamás hemos estado. Vamos a lugares en donde no conocemos a nadie.
Llevamos una promesa y eso es mas que suficiente para nosotros. No hay visas negadas, vuelos retrasados o perdidos, cantidad de dinero que se vea imposible o aún pandemias que nos detengan. ¡Somos imparables! (Dan, México)
Tenemos la habilidad de cambiar y adaptarnos según las circunstancias. Encajamos en muchos países del medio oriente y sabemos que sea a donde sea que vayamos, tenemos un propósito.
Disfrutamos el estar en comunidad en ciudades grandes o tierras lejanas. De pequeños sobrevivimos a la convivencia entre nuestros hermanos y primos, así que vivir en comunidad no es un problema para nosotros.
Nos criaron resilientes, entonces nos adaptamos y dejamos que Dios brille en medio de nuestras circunstancias. (Lucas, Brasil)
Es cierto que podemos ser muy apegados a nuestras fiestas y tradiciones culturales. Sin embargo, hemos aprendido a darle espacio a lo nuevo y fusionarlo con aquello que amamos.
Del mismo modo, estamos abiertos a aprender sobre nuevas culturas, nuevos idiomas, disfrutar de probar y experimentar cosas nuevas. Aquí tenemos un dicho que dice, “si estás en JUCUM, ya ganaste una familia en todo el mundo”.
Entonces cuando nos escuchas decir algo como: “¡Esto tiene algún parecido a...!”, o “!Esto me hace recordar a…” es porque sabemos que así inicia una amistad que perdurará para siempre. (Carlos, Perú)
Podemos llegar a ser la liga que mantiene un ambiente unido con nuestro humor. Sabemos alivianar la tarea más pesada y siempre estamos buscando la excusa para reír y simplemente disfrutar el momento.
Algunas veces en misiones la atmósfera o las situaciones pueden ser difíciles y estresantes. Pero algo que tenemos como latinos es la capacidad de inyectar alegría a los demás con el gozo del evangelio.
Hacemos que la gente se sienta en familia y con confianza, cargando ese sentido de hogar y pertenencia en cualquier lugar donde estemos.
¡Nos encanta pasarla bien y divertirnos haciendo todas las cosas con alegría para el Señor! (Isaac, México)
Dentro de nuestra cultura, hay todo un complejo mundo de subculturas. Tenemos distintos tipos de comidas y un dialecto coloquial en cada país latino que nos hace parecidos pero diferentes.
Esto viene de nuestros antepasados que son indígenas y colonizadores Europeos. Gracias a ello, nuestras raíces están conectadas con muchos países.
Aún en medio de la diversidad tenemos el compromiso de ser embajadores del Reino de Dios a donde quiera que vayamos. (Giuliano, Argentina)
Quizá muchas veces nos han dicho que no podemos lograrlo, pero como buenos hijos de Dios, le damos pa’ lante siempre.
Nos sacudimos el polvo y seguimos constantes en la búsqueda del bien, superando con firmeza las dificultades y enfrentando los retos sin miedo, con un compromiso único de conquistar.
La Biblia nos da muchos ejemplos de personas que perseveraron y lograron la realización de sus sueños, pero el maestro de maestros en perseverancia es Jesús y de él aprendemos cada día. (Carlos, Perú)
Estamos siempre dispuestos a ayudar, y si no sabemos hacerlo, lo aprendemos. Siempre tenemos ideas, estamos innovando, arreglando (con alambre, con cinta o Vicks vapor rub) y siempre estamos diciendo que ‘sí’ a cada reto.
Creemos firmemente que no hemos conocido a gente tan dispuesta, con toda la actitud y que sean tan leales como los latinos. Dios simplemente busca un ‘si’.
Como decimos en Colombia, “Estamos pa’ las que sea mijo”: para Dios y para los que están a nuestro alrededor. (Sara, Colombia)
El corazón de un latino siempre es compartir con alguien más.
En realidad, es imposible conocer a alguien y no compartir nuestra gran diversidad gastronómica. Desde unos tacos hasta unas arepas, nuestro corazón es que todos siempre disfruten con nosotros.
Lo hacemos guiados en generosidad. Con Jesús aprendemos cómo él compartía no solo alimento espiritual sino también convivía y comía junto a otros.
Por eso a los latinos nos gusta dar: no importa si tenemos mucho o poco en nuestro bolsillo, miraremos la circunstancia con fe y daremos porque sabemos que todo lo que tenemos viene de nuestro Padre Celestial. (Melissa, México)
¿Alguna vez has notado con cuánta facilidad podemos resolver problemas en un tiempo corto con recursos muy limitados o que parecieran nulos? Por ejemplo, ¡la cinta adhesiva es nuestra mejor amiga!
Por muy normal que nos parezca la creatividad, es algo único y muy especial; nacemos con eso. Ya sea cambiar una llanta sin aire, arreglar unos zapatos o improvisar una herramienta, no hay ningún problema que sea muy difícil de solucionar! (Dan, México)
Para muchos de nosotros, el fútbol es nuestro gemelo: nacimos y crecimos con ello. Un partido de fútbol significa más que solo patear una pelota: Es un pretexto para unirnos como familia y amigos para conectar más allá de lo superficial.
Para un misionero latino, el fútbol es la perfecta oportunidad de conectar hasta con la persona más cerrada. El deporte puede hacer posible llevar el mensaje hasta el corazón de una persona de la misma manera en la que se llevó un balón al arco. (Isaac, México)
Tenemos hambre y sed de justicia: Como latinos, queremos que todos vean a Jesús cómo realmente es y cómo le conocemos.
Muchos desean ver cambios pero pocos están dispuestos a liderar ese cambio. Sin importar nuestro origen de nacimiento o idioma, estamos llamados a transformar, a servirle y dar a conocer su amor por las personas. (Sophia, Venezuela)
Los latinos estamos llamados a trastornar la tierra. Jesús lo dijo muy claro: “Vayan y hagan discípulos de todas las naciones de toda lengua, tribu y nación.” Jesús nos incluyó a todos, y tenemos que responder.
Creemos que este es el tiempo de una generación de jóvenes latinos levantarse y tomar su lugar en las misiones. Una generación que no se conforma con encontrar a Dios solamente en la iglesia, sino que sale y representa la iglesia que Jesús nos ha llamado a ser. (Giuliano, Argentina)
Latino: ¡No te detengas! Inicia hoy tu aventura de misionero y haz brillar la luz y la esperanza de Jesús a donde quiera que vayas.