Muchas veces desconocemos las "poderosas razones” de ¿por qué? decidimos hacer misiones. Vemos a jóvenes, mujeres, hombres, y familias que deciden salir de su comodidad e ir a un lugar diferente para mostrar a JESÚS. Quiero advertir, que lo más probable es que cuando tomes la decisión de ir a llevar el Evangelio, muchas personas, los más cercanos a ti, te van a criticar, no te van a apoyar y todo a tu alrededor parecerá ir en contra. Quizás hayas escuchado frases como ¿para qué vas a ir ese lugar? ¿cómo lo vas a lograr? ¿por qué no haces algo más productivo con tu vida? ¿con qué dinero lo vas a hacer? Y en fin pasaría mucho tiempo nombrando muchas frases parecidas a estas, frases dirigidas a todos aquellos que como TÚ y como YO han asumido el reto de obedecer e ir a las NACIONES.
NO MIRES ATRÁS, ¡SIGUE! SI TODO PARECE CONTRARIO, ¡SIGUE!
Detrás de la decisión de dejar nuestro lugar, nuestro país y decidir trabajar en servicio del más necesitado, DIOS siempre nos va a capacitar.
“Yo contesté: ¡Ay, Señor! ¡Yo soy muy joven y no sé hablar!» Pero el Señor me dijo: No digas que eres muy joven. Tú irás a donde yo te mande, y dirás lo que yo te ordene. No tengas miedo de nadie, pues yo estaré contigo para protegerte. Yo, el Señor, doy mi palabra.” Jer. 1:6-8
Cuando le dije “SI” a Dios en las misiones, él me recordó las razones principales por las cuales decidí dejar todo. TODAS ESTAS RAZONES NO SON MAS QUE LA SUMA DEL AMOR DE DIOS POR TODAS LAS NACIONES, muchas de ellas están basadas no solo en lo que Dios me ha hablado a mí, son respuestas de personas que viven y comparten cada día en JUCUM MAZATLAN. Espero que al igual que a cada uno de nosotros a través de ellas DIOS te pueda hablar. Y entonces ¿POR QUÉ VAMOS?
La persona más poderosa de todas no tuvo excusas para despojarse a sí misma de su trono, sino al contrario quiso venir y parecerse a ti y a mí, como la muestra de su gran AMOR. Somos importantes, todos y cada uno tenemos un valor grande delante de Dios, al punto de que el precio por nosotros fue su sangre. Continúa creyéndole a Dios, que tus expectativas no sean bajas con respecto a lo que Dios puede y quiere hacer a través de ti. No dudes en decir que sí. Hay cientos de vidas allá afuera esperando a que alguno de nosotros decida ir.
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