Yo podría...

Creo que los ¨yo podría..¨ es uno de los mayores ataques del enemigo a los JUCUMeros. Si el puede hacernos pensar esto, nos está seduciendo.

Yo podría estar terminando la universidad.

Yo podría tener mi propio carro.

Yo podría estar pagando mi propio celular, mi renta, mis compras, en lugar de que otros tengan que hacerlo por mi.

¿Y qué si nunca obtienes aquellas cosas que quieres?

Cumplí 19 años y al ser personal de tiempo completo en JUCUM, todos los ¨Yo podría¨ me llegaron como una bofetada en la cara. El enemigo me tendió una trampa y caí. Pasé de ¨Yo podría¨ a ¨¿Qué pasará cuando cumpla 25?¨ a ¨Espera, ¿que estoy haciendo con mi vida?¿Que hago aquí?¨

Claro que existen las partes duras de trabajar en misiones, como trabajar en condiciones difíciles, tener que levantar fondos y dejar atrás amigos y familia. Luchar contra esas cosas físicas han sido fáciles en comparación a la batalla mental con las que muchas veces me encuentro luchando.

A veces se siente como si el enemigo está siempre al acecho, susurrandome acusaciones. El sabe lo que quiero, y lo usa en mi contra para tentarme. ¿Por qué no estás en la universidad? ¿De verdad quieres vivir del apoyo de otros el resto de tu vida? ¿Qué si nunca obtienes las cosas que quieres?

En JUCUM solemos bromear acerca de dónde estaríamos de no estar aquí. ¨Ya abría terminado la universidad, sería gerente de una tienda, estaría casado, mis hijos estarían en una mejor escuela o ya habría terminado de pagar mi préstamo de estudiante.¨ Bromeamos, pero la verdad se asoma, porque muy en el fondo, muchos de nosotros pensamos lo mismo.

Porque muy en el fondo, muchos de nosotros pensamos lo mismo.

¨¿Cómo sería mi vida si hubiera dicho que no a JUCUM? Quizá sería más fácil, quizá no lucharía como lo hago hoy¨. Definitivamente tendría más dinero en mi cuenta de banco, manejaría mi propio carro, dormiría con aire acondicionado todas las noches y mis piernas no estarían llenas de picadas de mosquito.

Pero, déjame decirte con cada fibra de fe y fuerza que tengo, que mis ¨Yo podría..¨son nada, nada cuando me acuerdo de lo que Dios ha hecho y está haciendo en esta misión.

Siento pena cuando pienso en todo lo que quisiera cuando levanto la vista y me doy cuenta de lo que está frente a mis ojos.

Hace unos meses, me encontré en el centro de un campo de refugiados, rebosando de personas de los países musulmanes más cerrados del mundo. Ellos venían a mi todos los días, tomaban mis manos, sostenían mi rostro entre sus dedos, me pedían por ropa, me pedían esperanza. He orando por el mundo musulmán por años. Cada ciertas semanas, esas naciones salen a relucir en nuestro tiempo de intercesión y clamo por ellos, oro por tener puertas abiertas para alcanzarles.

Me paré un día en el campo de refugiados, y me dí cuenta: ¡wow, Dios, los trajiste a nosotros!

Hay un barco que llegará a Mazatlán dentro de unos meses. Un Barco de 30 metros que viajará por las costas de México dando cuidado a la salud de manera gratuita a cada persona aislada, de la cual el resto del mundo se ha olvidado, gente que está muriendo de algo tan simple como diarrea, o al dar a luz.

La segunda comunidad más peligrosa de nuestra ciudad - llena de líderes en el mundo de las drogas y prostitución - está siendo transformada frente a nuestros ojos. La gente se está enamorando de aquel que es el amor mismo. Las drogas están siendo desplazadas, familias están siendo reconciliadas. Todo porque un grupo de JUCUMeros dejaron sus hogares, sus países, todo aquello que pudieran haber tenido y dijeron que sí a este lugar.

Si, yo podría ser. Yo podía ser. Yo podría ser.

Pero no lo soy.

Sigo aquí. Sí, sigo aquí. Él sigue aquí. No nos iremos a ningún lado.

Lo que podría tener, no se compara con lo que Él ya me dio.