Cómo mi mayor miedo provocó mi mayor aventura

A lo largo de mi vida, he tenido un deseo natural de involucrarme en cosas que me intrigan. Tengo curiosidad por aprender nuevas habilidades, viajar a lugares desconocidos y hacer cosas que cambien el mundo.

Pero cuando miro hacia atrás, me doy cuenta de que tiendo a volverme apático en el momento en que me pidieron que me comprometiera. Justo en el momento en que mi tiempo libre y mi actitud de ir con la corriente fueron arruinados, me encuentro corriendo hacia la próxima novedad.

¿Soy el único que batallo cuando me piden que haga algo a largo plazo, algo nuevo, algo desconocido? Mi actitud hacia mis oportunidades es como desplazarse por un canal de noticias: ¿Qué me mejorará? ¿Qué puedo agregar fácilmente a mi inventario, sin tener que comprometerme?

Somos la generación de historias de Instagram de 10 segundos, microblogs y videos de un minuto. Los medios alimentan el DDA de nuestra cultura, reduciendo nuestra capacidad de poner atención y drenándonos de cualquier deseo de comprometernos.

El gran contraste es este: Dios es un Dios que se compromete. Podemos ser propensos a dejar las cosas una vez que resultan difíciles, pero Dios está buscando a sus hijos e hijas para que se asocien con él sin importar lo que suceda.

Sé que mi propia arrogancia puede estorbar, porque cuando Dios me pide que me comprometa, me vuelvo egoísta de lo que tengo para dar. Empiezo a descalificarme, alegando que soy indigno, incapaz e inferior. Pero realmente, tengo toda mi vida para dar. No debería permitir que el compromiso sea una barrera cuando hay tanto bien que puede surgir de él.

El compromiso puede traer un cambio transformador de por vida

Ver y experimentar un cambio radical requiere algo: dedicación y tiempo. Este es el tipo de cambio que es fundamental para una vida con Cristo. Este puede traer libertad en todas las áreas de tu vida, aclaración de los planes de Dios para ti e intimidad con quien te ama profundamente.

Quiere caminar contigo y construir una relación contigo, pero una relación requiere tiempo y esfuerzo. Irónicamente, se necesita compromiso. A veces puede parecer difícil, pero a la larga, le permite recibir mucho más de lo que tenía que dejar.

¡Que el Señor, Dios de tus antepasados, te multiplique mil veces y te bendiga como ha prometido! (Deuteronomio 1:11)

Jesús pide siervos comprometidos

Dios te quiere; todo de ti. Dios fácilmente podría completar su misión sin ti, sin embargo, elige incluirte de todos modos. Él elige esperarte, llamarte y esperará a que te unas a él en sus planes.

Cuando nos rendimos y realmente dejamos que Dios tome el control, él nos confiará mucho. Él confía en nosotros para predicar las Buenas Nuevas a cada tribu, lengua y nación. Dios está en el negocio de transformar corazones; primero el tuyo, luego los de las personas a las que te enviará para ministrar.

Tenemos un gran trabajo por delante. Se necesita dedicación y, lo adivinaste, compromiso.

Por tanto, hermanos, por las misericordias de Dios, los exhorto a presentar sus cuerpos en sacrificio vivo y santo, agradable a Dios, que es su servicio espiritual de adoración. Y no se amolden a este mundo, sino sean transformados por el renovación de tu mente, para que pruebes cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable y perfecto". (Romanos 12: 1-2)

El miedo a perderse algo no existe en el Reino de Dios

¿Qué hay de ese trabajo? ¿Esa escuela? Esa oportunidad? ¿Qué pasa si me pierdo?

No faltarán cosas que intentarán convencerte de que te quedes en casa, de que te sientas cómodo y de hacerte sentir que seguir a Dios en las naciones significa perderte algo en casa.

Pero créame, ¡no te lo perderás! Cuando sigas su voz, te abrirá puertas que nunca hubieras imaginado. Él te llevará más lejos y más profundo de lo que jamás creíste posible. Te llevará a las aventuras más salvajes y te mostrará un mundo que es mucho más grande que tú.

No te pierdas lo que Dios tiene reservado para ti.